El bruxismo es una de las enfermedades dentales más comunes. A pesar de ello, numerosas personas no saben que la padecen o no conocen su nombre. Por lo tanto, es función de los dentistas identificar sus síntomas y proponer tratamientos efectivos.

La detección del bruxismo pasa por una comunicación fluida y observación atenta de los pacientes. Nos interesan más en este sentido los síntomas que las causas de este problema. Ten en cuenta que debes descubrir unos síntomas que te permitan acertar con el diagnóstico de este inconveniente. Entonces estarás en el camino de descifrar correctamente las causas que están provocando las molestias. Y, una vez conocidas estas causas, resultará más sencillo proponer un tratamiento efectivo.

Tratar el bruxismo puede intentar aliviar las molestias o eliminar las causas del problema. Esta decisión dependerá, en última instancia, del paciente. Pero, como especialista, tienes que estar en condiciones de plantearle las distintas alternativas por las que puede optar. Y las posibilidades de éxito de cada una de ellas.

Ya sabes que la detección precoz aumenta la eficacia de los tratamientos. Así que, en este aspecto, es necesario que tomes nota de las claves de esta enfermedad bucodental.

Síntomas del bruxismo

En primer lugar, es importante distinguir los síntomas del bruxismo de los de otras dolencias dentales. Y estos se perciben, básicamente, en los dolores que se van a sentir en la mandíbula. Estos se pueden notar durante todo el día, pero, en especial, se hacen más notables al levantarse. Pueden hacerse extensivos a otras partes del cuerpo, como la cabeza o el cuello.

Dichos problemas se deben, básicamente, a apretar excesivamente la mandíbula. Por ejemplo, cuando se hace durante la noche (uno de los síntomas inequívocos del bruxismo), los dientes rechinan. El sonido que se produce llega a ser incluso molesto para las personas que están cerca, que pueden alertar del problema.

Así que te toca comprobar que hay fricciones y presiones en la mandíbula. Va a ser entonces el momento de identificar a qué causas corresponden estos síntomas. La situación puede progresar hasta el síndrome de la articulación temporomandibular.

Otra consecuencia es que los dientes progresivamente se van a desgastar, lo cual va a generar daños en el esmalte. Al exponer la dentina aumenta la sensibilidad dental. Recuerda que podrás detectar esta sensibilidad cuando el paciente te manifieste que siente dolor ante los alimentos excesivamente fríos o calientes.

Las causas de estos daños pueden ser diversas. Básicamente, hay dos que has de valorar a la hora de emitir el diagnóstico. La presencia de una no descarta que la otra también esté incidiendo. Por una parte, el paciente puede estar padeciendo episodios de estrés. La ansiedad causa que aumente la tensión muscular sobre los maxilares.

Por otra parte, es posible que un paciente tenga desalineadas las piezas dentales. Estas malposiciones ocasionan defectos en la mordida, lo que desencadenará roces y presiones entre los dientes.

tratar el bruxismo

Tratamientos para tratar el bruxismo

Cuando ya has podido diagnosticar este problema, llega el momento de tratar el bruxismo. En este aspecto, hay dos factores fundamentales. Por un lado, hay conocer el origen de la dolencia (una de las dos causas que te hemos explicado antes o ambas). Por otro lado, escuchar las preferencias del paciente acerca del tratamiento.

Damos por hecho que este va a desear dejar de padecer esta enfermedad bucodental. Sin embargo, en ocasiones, influyen su percepción de las molestias y el presupuesto del que dispone. Así que, en todo caso, la solución a aplicar será acordada entre el paciente y el profesional.

Si la causa son las situaciones de estrés que se experimentan a diario, el odontólogo analizará qué puede estar causándolo y el objetivo será modificarlo o revertirlo. Puede ser conveniente derivar al paciente a un psicólogo, y participar en sesiones de relajación ayudará a paliar estas tensiones. También se pueden utilizar medicamentos relajantes.

Hay un tratamiento que no soluciona el problema de raíz, pero evita sus consecuencias. Consiste en el diseño a la medida del paciente de una férula de descarga. Esta se puede emplear tanto durante el día como a lo largo de la noche. La férula absorberá la fricción y servirá para que no se rocen los dientes superiores e inferiores. Evitará, por lo tanto, su desgaste.

Por último, un análisis de las posiciones de las piezas dentales puede valer para corregirlas mediante técnicas propias de la ortodoncia. Estos tratamientos inciden en la causa del problema, puesto que permiten recolocar los dientes en posiciones funcionales. Por otro lado, también puedes recurrir a las prótesis, que contribuyen a reposicionar las coronas dentales que se han perdido o fueron dañadas.

Diagnosticar y tratar precozmente el bruxismo incide en un gran beneficio para los pacientes. Para ello, conocer los síntomas, identificar las causas y proponer los tratamientos es una función de los profesionales de la salud bucodental.

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